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Arquitectura y Arte
Una parcela muy alargada que tiene un problema: la luz. De manera impenetrable, las estancias interiores se quedan a oscuras, por lo que se decide hacer el ejercicio de: coger una de las piezas más oscuras y moverlo a la fachada posterior. De esta manera, tanto esta pieza como las que anteriormente la rodeaban, serán invadidas por la luz.
Nos encontramos en Llubí, una localidad situada en pleno llano de Mallorca, en una parcela sobre la colina en la que descansa a sus pies el Torrent de Vinagrella. Aquí hallamos dos antiguas construcciones de tipo tradicional con bloques de marés natural insertadas en un solar irregular en pendiente hacia dicha colina. La edificación principal contaba con dos plantas segregadas en altura para poder ser utilizadas como oficinas y vivienda en el primer nivel y bajo respectivamente, mientras que la edificación secundaria tenía como uso principal almacén.
Para este proyecto de reforma se trató, por un lado: mantener la posición y parte de características del volumen principal, adecuarlo por completo como vivienda y añadirle una ampliación. Y por otro: eliminar la construcción secundaria liberando su superficie para darle un nuevo uso.
Todas las intervenciones llevadas a cabo sobre la edificación existente han procurado mantener la huella de la materia original. Todos los elementos insertados que se suman a la anterior arquitectura, se distinguen en color, materia, textura y formas, generando una convivencia en la que contrastan ambos tipos de elementos.
La edificación principal se trata de un volumen alargado con una forma particular que, en origen, no permitía hacer llegar la luz a todas las estancias. Esta reforma busca llevar parte del espacio interior hacia el exterior y viceversa como manera de introducir la luz.
A través de la sustracción de parte de la masa del volumen principal, la casa vuelve a respirar a través del patio que resulta de este gesto. Un gesto que se traspola de manera inversa en el patio actual, donde aterriza un nuevo volumen en planta baja que se anexa a la casa. Dos acciones contrapuestas que permiten reconectar los espacios de la casa.
Al fondo de la parcela, donde se derriba el antiguo almacén, aparece una cocina de verano como nueva construcción a modo de porche evocando la reminiscencia del antiguo almacén. Se crea un espacio a caballo entre una geometría cerrada y abierta que actúa a modo de filtro entre el patio de la casa y el final de la parcela, de uso rústico, hacia la colina.
La conexión entre interior y exterior no se persigue únicamente a nivel volumétrico, sino también pormenorizado, a través de gestos y elecciones puntuales que refuerzan la continuidad espacial.
Este es el caso del pavimento, el cual se extiende desde las estancias internas de la casa hacia fuera invadiendo toda la zona de la piscina hasta encontrarse con el área rústica al fondo. Por otro lado, y siguiendo la idea de la continuidad, se propone a lo largo de la planta baja, recorriendo el perímetro interior, toda una serie de muebles en batería que conectan las distintas estancias del área más propiamente de día de la casa.
A nivel estructural, aquellos muros de bloques de marés natural que conformaban la edificación original se mantienen vistos en algunos puntos, de la misma manera que partes de la nueva estructura de acero también lo hacen. El color negro del acero laminado, chapas lisas y microperforadas entran en diálogo con el marés, revocos y madera. Un modo de contrastar lo nuevo y lo preexistente en contraposición, pero en una sintonía de sinceridad.
Localización:
Llubí, Mallorca
Superficie:
212 m2.
Constructor:
Pep Perelló
Arquitecto técnico:
Miquela Costa
Agradecimientos:
Marcos Santamaria
Período:
2021 - 2022
Fotografía:
Publicaciones:
Nøra Studio
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